Cuando una mujer se pone de parto, generalmente, la dilatación dura varias horas, a veces días. Mientras transcurren y el parto avanza, muchas mujeres no piensan en comer en ningún momento, no es algo que les apetezca, a pesar del esfuerzo y del tiempo transcurrido. Pero otras sienten hambre, deseo de llevarse algo a la boca, necesitan recuperar fuerzas. ¿Pueden las mujeres comer cuando el parto se acerca?
Durante décadas, las guías médicas han indicado que se debe evitar la ingesta de sólidos durante la labor de parto. En España no existe consenso sobre el tema entre ginecólogos, anestesistas y matronas. En la mayoría de los hospitales, prevalece aún la recomendación de que la parturienta no tome nada una vez que ha iniciado la dilatación: discretos sorbos de agua, y nada más.
Esta prohibición se debe a la posibilidad de la utilización de anestesia general, en caso de que el parto se complique y requiera una cirugía. Pretende evitar que la mujer anestesiada sufra una aspiración pulmonar del contenido gástrico.
Varios estudios en los últimos años han demostrado que ésa es una posibilidad muy remota que entraña un riesgo muy bajo. El último estudio en confirmarlo ha sido el de la American Society of Anesthesiologists.
Los anestesistas estadounidenses explican que, tras los avances en los tipos de anestesia y sus vías de administración (en la espina dorsal, y no mediante máscara), ya no está justificada la prohibición de ingerir alimentos ligeros durante la labor de parto.
Los investigadores determinan que la temida aspiración pulmonar es casi inexistente, y concluyen que “la mayoría de las mujeres sanas pueden saltarse el ayuno y, de hecho, se beneficiarían de comer una comida ligera durante el parto.”
Y es que la demanda de energía y calorías del trabajo de parto es similar a la de los corredores de una maratón. Las mujeres necesitan una nutrición adecuada para que el proceso tenga un buen desarrollo. El citado estudio sugiere que obligar a la parturienta al ayuno puede perjudicar el transcurso del parto, y que hay evidencias cinetíficas suficientes para que las recomendaciones oficiales empiecen a cambiar.
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