Estar embarazada en verano tienes sus ventajas y sus inconvenientes. Como todas las estaciones del año. Pero así, de entrada, las más visibles son que, en la parte positiva apetece más salir a la calle y hacer ejercicio, la ropa de embarazada es más sencilla en verano que invierno y las ensaladas, plato ligero por excelencia, entran mejor en verano que en invierno. Además, como hace mucho calor, el cuerpo te pide más agua lo cual resulta siempre muy beneficioso.
Sin embargo, en la parte negativa está que el calor puede “aplatanarte“, que las piernas se te hinchen más, que siente doblemente el calor…en fin que no te preocupes porque venimos hoy con una batería de consejos.
-Siempre que puedas aprovecha las vacaciones (o incluso si estás trabajando) para levantarte pronto e ir a dar un paseo cuando todavía no hace mucho calor, tipo siete y media de la mañana u ocho. Puede que te dé pereza pero si empiezas el día caminando te sentirás mucho más ligera y con más ganas para afrontar el día. Camina una hora a buen paso. Llévate por ejemplo música en auriculares o escucha la radio…se te hará menos pesado.
-Si vas a la playa sigue a rajatabla los horarios más recomendables. Ya sabes, a partir de las 13.00 y hasta las 17.00 (18.00 si es el sur) mejor en casa, a la fresca o a la sombra. El sol es muy bueno tomado con precaución.
-Duerme la siesta o intenta al menos tumbarte después de comer con las piernas en alto. Las embarazadas no están enfermas, eso lo sabemos, pero sí necesitan descansar un poco más. Así que intenta tumbarte al menos media hora después de comer. Si estás trabajando, entonces busca un lugar en oficina donde puedas estar tranquila después de comer.
-Pasea por la orilla de la playa descalza. Te ayudará a luchar contra la hinchazón de los pies y tobillos. Al pasear no olvides ir moviendo los brazos y colocarlos en alto de vez en cuando, abriendo y cerrando los puños para evitar que se acumulen líquidos en las manos. Además, si caminas por la orilla del mar el agua fría y la arena irán masajeando suavemente tus pies.
-Nada. Mejor en piscina que en mar. Si lo haces en mar procura estar siempre acompañada, puede darte un calambre o un mareo… y es mejor estar acompañada. En la piscina también es mejor estar con alguien. Puedes sentarte en el borde y meter los pies en el agua para hacer ejercicios con los pies. Además de estar más fresquita, activarás la circulación.
-Habla mucho con tu bebé. Es una etapa especial que nunca sabemos si se repetirá. Así que concéntrate en este momento especial y único en tu vida para recordarlo con precisión el resto de tu vida. Cuéntale cosas a tu bebé. Te escucha. Cántale canciones, aquellas que más te gusten.