Aunque de forma coloquial empleamos ambos términos indistintamente,esterilidad e infertilidad no significan lo mismo. Mientras que el primero alude a la incapacidad de concebir, es decir, no se consigue el embarazotras un año intentándolo, el segundo se refiere a la imposibilidad de llevar a término el embarazo; es decir, a no poder finalizar la gestación con el nacimiento de un niño sano.
Estos conceptos están actualmente en el centro del debate, debido a las estadísticas sobre el descenso de la natalidad en nuestro país y a la innovación de los tratamientos de reproducción asistida, que han permitido conocer la realidad de muchas personas tras los datos.
A pesar de que se citan mucho los factores como la contaminación, la alimentación, la edad de la mujer y los propios de la vida contemporánea como el estrés, existen diversas enfermedades «enemigas» de la maternidad. De un lado, influyen en la concepción y del otro son causa reiterada de aborto espontáneo.
En el caso de las dolencias modernas como la celiaquía, y según explica la ginecóloga experta en reproducción asistida Fluvia Mancini lo importante es el diagnóstico. La intolerancia al gluten, si no se descubre, y el paciente no cambia sus hábitos alimenticios, provoca la aparición de anticuerpos. La presencia de esta inmunidad puede asociarse al aborto espontáneo en el primer trimestre.
Menopausia precoz
Mientras que los estudios realizados en el varón, no relacionan la infertilidad con este trastorno de absorción –asegura la Directora Médica de Clínicas Eva–, en la mujer si se recomienda preservar la fertilidad puesto que el riesgo de padecer menopausia precoz, fallo ovárico prematuro, es muy alto. De esta manera, si la mujer congela sus óvulos para implantárselos en el futuro «se evitará la posibilidad de sustos cuando quiera ser madre».
«Si la mujer congela sus óvulos se evitará la posibilidad de sustos cuando quiera ser madre»
La mala absorción producida por la ingesta de gluten en estas personas intolerantes, se relaciona también con problemas en el embarazo que pueden repercutir en el desarrollo del feto. Se pueden generar carencias de vitaminas y minerales, algunas (como la falta de ácido fólico) relacionadas con graves enfermedades como la espina bífida y los defectos del tubo neural.
Riesgos también graves para el futuro bebé supone asimismo el descenso de los niveles de las hormonas tiroideas. Hablamos de retraso mental y dificultades en el desarrollo psicomotor. Para evitarlos, se intensifica la monitorización del embarazo, a la vez que el endocrinólogo pauta el tratamiento, estableciendo la dosis necesaria de levotiroxina sódica, la hormona sustitutiva para el tiroides. En cuanto a la alimentación, añade la experta, es muy importante que se utilice sal yodada para que el tiroides del bebé pueda funcionar correctamente y producir las hormonas que necesita.
De esta manera se previene la amenaza de parto prematuro y de repetición en un embarazo no siempre fácil de lograr, puesto que el hipotiroidismo afecta también a la fertilidad, en este caso sí, a ambos sexos. No obstante, mientras que en el varón la normalidad se recupera tras pocas semanas bajo tratamiento de la antes citada levotiroxina sódica, en la mujer, esta dolencia puede provocar infertilidad a largo plazo. Fulvia Mancini explica que, «las mujeres con patología tiroidea autoinmune tienen tendencia a perder su reserva ovárica más rápidamente. En estas pacientes la preservación de la fertilidad es una herramienta importante para prevenir problemas futuros. Cuanto más joven se preserve, mejor. Es decir entre los 22 y los 30 años».
Menos problemáticas son el Síndrome del Ovario Poliquístico y laEndometriosis en cuanto a los daños asociados al futuro bebé, pero sí son enfermedades que pueden etiquetar un embarazo como «de riesgo». En ambos casos, una mujer que padece una u otra, puede quedarse embarazada sin problema y llevar a término su gestación de la misma manera. No obstante, tanto el SOP como la endometriosis pueden dar lugar a abortos prematuros y a dificultar la concepción.