Una de las pruebas que se hace, por protocolo, a las mujeres embarazadas es el llamado Test O’Sullivan, más conocida como la sobrecarga oral de glucosa. Desde hace tiempo se viene cuestionando la necesidad de hacer esta prueba a todas las mujeres y no pocas voces dentro de la ginecología, reconocen que no es necesaria para todas las embarazadas, tan sólo para algunas cuyos factores de riesgo de padecer diabetes gestacional son mayores como un índice corporal mayor de 30 (sobrepeso), mayores de 35 años o antecedentes en la familia.
Se ha puesto en contacto con nosotras Pilar, una alumna de Más Natural para, precisamente, contarnos su experiencia y queremos compartirla con vosotras.
Buenos días a todas. Sólo quería compartir con vosotras una experiencia personal que acabo de tener durante mi embarazo, y que se refiere al test de O’sullivan o al famoso test de “curva” del azúcar”
De manera protocolaria, y sin informarme de lo que era, el médico me prescribe dicha prueba: estoy en la semana 25, y ya está, me toca. Unas semanas antes, estoy haciéndome unos análisis de sangre en la planta de analíticas, y veo tres mujeres en el suelo con los pies por alto, una tumbada sobre el lado izquierdo totalmente pálida, y otra que acababa de vomitar. Pregunto qué pasa y me dicen “hija, esta prueba, la del azúcar”. Así que me pego un buen susto, y me pongo a investigar:
En otros países se realiza sólo a mujeres embarazadas que poseen factores de riesgo de sufrir diabetes gestacional: obesidad (IMC >30), edad igual o superior a 35 años, hijos previos cuyo peso al nacer excediera los 4,5 kg., familiar de 1er grado con diabetes y/o país de procedencia con prevalencia de diabetes.
Yo nunca he tenido azúcar, cuido mi alimentación, no tomo bollos ni grasas, he engordado lo justo para estos 6 meses y pico de gestación, estoy delgada antes del embarazo, no he tenido sobrepeso ni lo tengo ahora, y en ningún análisis previo he tenido nunca problemas de azúcar. La idea de meter una “sobrecarga oral de glucosa” (así se llama la prueba) a mi cuerpo y al de mi bebé me resulta inaceptable, salvo que tenga que hacerlo necesariamente.
Como soy alumna de Más Natural, tengo la suerte de hablar con Cristina sobre esto, y gracias a esa conversación, decido pedir una segunda opinión profesional. Con la información que me da el nuevo médico (maravilloso, por cierto), no sólo decido no hacerme la prueba, sino que además, decido que a partir de ahora me lleve él. Me dice que me haga una analítica para ver cómo están mis niveles de glucosa (totalmente lógico). Me hago dicha analítica, está el azúcar perfecto, recibo consejos de alimentación y el compromiso de controlar el azúcar con un glucómetro cada equis semanas. Y ya está.
¿Alguien me puede explicar para qué TODAS las embarazadas, sin revisar su perfil personal, tienen que hacerse semejante prueba que, sin ser algo gravísimo, es un chute de azúcar bestial para el bebé, además de tenerte una mañana entera perdiendo horas (últimamente, además, hay tendencia a hacer sólo la prueba “larga”, la de las 3 horas y media)?
Gracias, Cristina, una vez más, es una suerte inmensa que haya gente como tú que nos aporte información para que podamos conocer nuevos caminos más sanos y lógicos dentro del proceso tan especial de un embarazo.
Bueno, pues esta es su historia, que ha querido compartirla con nosotros, ¡gracias Pilar!
¿Sabéis qué dice la organización el Parto es Nuestro?
Pues dice lo siguiente:
El test de O’ Sullivan es una prueba destinada a valorar los niveles de azúcar en sangre, para diagnosticar los casos de diabetes gestacional. En España se hace rutinariamente a todas las embarazadas entre las semanas 24 y 28 de gestación (y en algunas comunidades autónomas se hace dos veces, una en el primer trimestre). Se suponía que son necesarias de 8 a 10 horas de ayuno previo, de hecho en muchos centros de salud y hospitales siguen protocolos con esta indicación, pero el test realmente puede realizarse en cualquier momento del día independientemente de la ingesta previa de alimentos. Se realiza una extracción de sangre y se mide la glucosa en sangre; a continuación, la embarazada debe ingerir un líquido que contiene 50 g. de azúcar disueltos en agua y una hora más tarde se vuelve a extraer sangre para medir de nuevo la glucosa en sangre.
La glucosa en sangre debe ser menor a 140mg/dl en las dos extracciones. Si los resultados ofrecieran unas cifras iguales o mayores a 140 mg/dl se puede sospechar una intolerancia a los hidratos de carbono o una diabetes gestacional. Se diagnostica diabetes gestacional cuando los resultados igualan o superan los 200 mg/dl, y en este caso es necesario repetir el test para confirmarlo. Si los niveles obtenidos no han llegado a 200 mg/dl, pero han igualado o superado los 140 mg/dl, para confirmarlos se realiza la curva de glucemia o test de tolerancia oral a la glucosa (conocida popularmente como ‘curva larga’ o ‘curva de las tres horas’). En esta prueba se monitorizan los valores de glucemia tras una sobrecarga oral de 100 g. de glucosa y se realizan cuatro mediciones en intervalos de una hora. Los valores para cada intervalo deberían estar dentro de estos límites máximos:
Tiempo (minutos) |
Valor máx. (glucemia en plasma) Basal |
(en ayunas) |
105 mg/dl |
60 |
190 mg/dl |
120 |
165 mg/dl |
180 |
145 mg/dl |
Si hay un valor que excede los límites, se repite la prueba en tres semanas. Si vuelve a exceder el límite se diagnostica intolerancia a la glucosa. Si aparecen dos valores que exceden los límites se diagnostica diabetes gestacional. (1)
- Existe una gran controversia en torno a esta prueba. En otros países se realiza sólo a mujeres embarazadas que poseen factores de riesgo de sufrir diabetes gestacional: obesidad (IMC >30), edad igual o superior a 35 años, hijos previos cuyo peso al nacer excediera los 4,5 kg., familiar de 1er grado con diabetes y/o país de procedencia con prevalencia de diabetes. La evidencia avala el criterio selectivo en países donde esta prevalencia es baja, pero España es un país de prevalencia alta de diabetes, por lo que nos arriesgamos a sobrediagnosticar si el cribado es universal, y a infradiagnosticar si el cribado es selectivo. Ante la postura de cribado universal, caben las siguientes recomendaciones, definidas en la Estrategia Nacional de Salud Sexual y Reproductiva:
- Respetar la decisión informada de mujeres sanas sin factores de riesgo que decidan no realizar la prueba de cribado, tras recibir la adecuada información.
- Pruebas analíticas para realizar el cribado. La SEGO aconseja realizar Sobrecarga Oral de Glucosa (SOG) en el primer trimestre de embarazo a las gestantes de riesgo con 50 gr y extracción en 1 hora y a todas las gestantes entre las 24-28 semanas. Ante un cribado positivo: SOG con 100 gr, extracción en 3 horas. Recientes publicaciones del Grupo de Estudio Internacional sobre Diabetes sugieren realizar la sobrecarga con 75 gr de glucosa en una curva de 2 horas.
- Informar adecuadamente a las mujeres para que confíen en su capacidad para dar a luz a un bebé sano/a y sin complicaciones, ya que este tipo de gestaciones finalizan satisfactoriamente en la mayoría de casos con una dieta adecuada, ejercicio y manteniendo un control regular sobre la glucemia; así como ofrecerles apoyo emocional y fácil acceso a la consulta de enfermería. No es necesario inducir el parto en la diabetes gestacional no complicada.
- Facilitar información sobre riesgos y posibles contingencias. Un 10 – 20% de mujeres necesitarán tratamiento farmacológico. Un buen control glucémico durante el embarazo puede reducir las complicaciones. Si la diabetes gestacional se asocia a macrosomía fetal, hay un pequeño riesgo de distocia de hombros. Cuando se diagnostique macrosomía, estimar el peso fetal y actuar según protocolo. Favorecer en estos casos de forma especial la movilidad materna en la dilatación y expulsivo, evitando la litotomía. Una diabetes gestacional aumenta el riesgo de padecer una diabetes tipo II en el futuro, y es adecuado realizar una consulta médica preventiva tras la finalización del periodo de gestación y lactancia.” (2)
Además, se sabe que la diabetes gestacional no conlleva peores resultados perinatales que un embarazo sin diabetes gestacional, puesto que la macrosomía (peso excesivo) del recién nacido sólo está causada por la diabetes gestacional de la madre en un 5% de los niños nacidos con un peso superior a los 4,5 kg. También hay expertos que advierten acerca de los efectos adversos que sobre el feto pueden tener las dietas y el control estricto de la glucemia con insulina en la diabetes gestacional. Sin olvidar además que al etiquetar un embarazo como caso de diabetes gestacional, éste acaba teniendo una mayor probabilidad de cesárea, independientemente de si existe macrosomía fetal o no. (3)
El problema del test de O’Sullivan es que, aunque hay muchas mujeres que la soportan sin ningún problema, es una prueba bastante molesta para otras. Las hay que directamente vomitan el agua glucosaza antes de que se cumpla la hora (muchas veces, nada más ingerirla), y muchas sufren nauseas y mareos durante buena parte del día de la prueba. Y se habla poco o nada de los posibles efectos secundarios, tanto para la madre como para el bebé, de semejante carga de azúcar en el cuerpo. Si bien es cierto que en una comida normal podemos consumir el equivalente entre azúcar y otros tipos de carbohidratos, generalmente van acompañados de grasas y fibra, lo que modifica sustancialmente la respuesta del organismo a su ingesta.
En varios documentos de consentimiento que se ofrecen a las mujeres en algunas comunidades autónomas consta como que no existe alternativa a la prueba, lo cual no es del todo cierto. No existe una alternativa consensuada en el mundo médico, pero por supuesto que existen alternativas (4)(5), y de hecho se llevan a cabo en muchas consultas obstétricas, tanto en España como en otros países. Una de ellas es, hacer el test no tras la ingesta de glucosa pura, sino después de un buen desayuno. O sencillamente proveer a las mujeres de un glucómetro para poder hacerse ellas mismas la lectura de sus niveles de azúcar, pre-prandiales y post-prandiales (en ayunas y tras las comidas) tranquilamente en sus casas durante varios días y analizar después los resultados con su médico.
Hay un movimiento creciente tanto de mujeres como de profesionales a favor de un seguimiento más respetuoso del embarazo, menos ‘patológico’. No se trata de ‘pasar’ de las pruebas, sino de preocuparse lo justo y tratar de poner solución a los posibles problemas de la manera más gentil posible. No es un llamamiento a las mujeres a que dejen de controlar aspectos importantes de su salud, pero sí a la mesura en dicho control. Aún son muchos los facultativos que tachan de irresponsables y tratan con absoluta falta de respeto a mujeres que, estando informadas acerca de todos los extremos de un asunto de su salud y la de sus hijos, deciden no hacerse una prueba, o plantear alternativas.
Bibliografía:
- (1) Guía Asistencial de Diabetes Mellitus y Embarazo. Grupo Español de Diabetes y Embarazo (GEDE). Vol. 22 Núm. 1 – enero-marzo 2006, pp 82-84.
- (2) Estrategia Nacional de Salud Sexual y Reproductiva. pp 105-106.
- (3) M. Pérez Fernández, J. Gervás. Encarnizamiento diagnóstico y terapéutico con las mujeres. Semergen 25 (3): 239-248.
- (4) Santos Leal, E. El Mundo de tu Bebé. Junio 2011.
- (5) García-Carrascosa, L. “¿Bebés muertos de hambre?- sobre la atención a la diabetes gestacional”.