¿Es posible la intolerancia a la lactosa en bebés amamantados?

La intolerancia la la lactosa es un déficit o inexistencia de la enzima lactasa en el organismo.

La lactasa es la encargada de descomponer el azúcar de la leche en dos para su absorción en el intestino.

 

Cuando existe esta intolerancia, la lactosa fermenta en el intestino produciendo los síntomas que tienen lugar durante las dos horas después de haberla ingerido.

 

Los síntomas son:

 

  • Distensión abdominal
  • Cólicos
  • Gases y diarrea
  • Incomodidad y llantos  en bebés y niños.
  • Pérdida de peso

En los bebés que son amamantados es muy infrecuente la intolerancia a la lactosa puesto que la leche materna ya contiene lactasa.

 

Normalmente, la intolerancia a la lactosa en bebés es algo temporal debido a:

 

-Inmadurez: Normalmente ocurre en prematuros debido a la inmadurez de su sistema digestivo.

 

Daños gastrointestinales: Producidos por gastroenteritis víricas o bacterianas, parásitos, y también por la toma de antibióticos que alteran la flora intestinal.

 

En ningún caso se debe suspender la lactancia pues como decimos es algo temporal y no causado por la leche materna, por lo que introducir fórmula podría incluso empeorar el cuadro.

 

En los mamíferos, la lactasa deja de producirse en el organismo en el momento del destete pues a partir de ese momento no se toma más leche. Es por eso que las intolerancias a la lactosa aparecen a los 2-3 años del niño, aunque también es posible padecerlo en la edad adulta porque el intestino pierde la capacidad de digerir la lactosa. La costumbre de los humanos de continuar bebiendo leche más allá de la edad del destete hace que el organismo siga produciendo lactosa.

 

Falsa intolerancia.

 

Como hemos señalado, la leche materna ya tiene lactasa, de ahí que la intolerancia a la lactosa sea excepcional en bebés amamantados.

 

Cuando se ofrece lactancia materna con horarios, o existe algún problema físico o fisiológico en madre o bebé que impida el correcto vaciamiento de la toma. se puede dar una falsa intolerancia a la lactosa.

La leche materna es muy rica en lactosa, la cual se encuentra en la llamada “leche del principio”. Por el contrario, la lactasa llega al final de la toma, por lo que si no hay un vaciado eficaz del pecho el bebé puede no ingerir la lactasa, dando lugar a los síntomas típicos de la intolerancia.

 

La forma de solucionarlo es asegurar el correcto vaciamiento del pecho mediante la lactancia a demanda. Si aún así no se soluciona el problema, un experto o experta en lactancia puede comprobar si existen problemas en la transferencia de leche.

 

 

¿Es lo mismo alergia que intolerancia?

 

Como hemos visto, la intolerancia se da cuando hay un déficit enzimático. Pero en el caso de la alergia, ocurre cuando el organismo detecta como nociva una sustancia que en realidad no lo es, luchando contra ella con un mecanismo de defensa.

 

Se suele confundir la intolerancia a la lactosa con la alergia a la proteína de leche de vaca (APLV) Este tipo de alergia es una de las más comunes en los lactantes, causando entro otros síntomas eccemas, erupciones cutáneas, cólicos, diarreas o problemas respiratorios.

 

En estos casos, si se quiere continuar con lactancia materna, es la madre la que debe hacer dieta exenta de proteína de leche de vaca, pues se excreta en la leche materna. Si se prefiere no hacer dieta exenta, se le debe administrar al niño fórmula láctea hidrolizada.

 

Texto elaborado por la asesora de lactancia Maca Ruíz