Hoy os traemos a alguien que os sonará muchísimo de nuestro centro, nuestra querida matrona Sara Cañamero que, muchas lo sabréis, ha publicado su libro: Llama a la matrona, parir, criar, amar (Editorial Doña Tecla).
Ya las pinturas rupestres del periodo Paleolítico daban cuenta de mujeres acompañando a las parturientas durante el alumbramiento. En todas las épocas de la Historia de la Humanidad se han encontrado personas que han ayudado a las futuras madres en el momento del parto: el mundo egipcio, la antigua Grecia, el Imperio Romano… Todas las civilizaciones han precisado de la figura de la matrona, una de las profesiones más veteranas del mundo.
En la actualidad, la Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la matrona como la profesional más apropiada y económica para ser asignada al cuidado de un embarazo y parto normal, incluyendo entre sus funciones el establecimiento de los distintos riesgos y el reconocimiento de complicaciones.
Así, su papel es fundamental en la vida reproductiva de la mujer, especialmente en el parto. Sara Cañamero, matrona y enfermera pediátrica, lo pone de manifiesto en su obra recientemente publicada ‘Llama a la matrona: parir, criar, amar’ (editorial Doña Tecla) en la que, además de resolver numerosas dudas que puedan surgir tanto en la etapa gestacional como en el posparto o en la crianza, reivindica que las matronas vuelvan a ocupar el lugar que les corresponde al lado de la mujer.
“Creo que lo justo sería que las matronas volviéramos a ocupar nuestro sitio. Las funciones de cada profesional están bien detalladas en el BOE, sin embargo, es triste ver cómo hemos perdido terreno en la atención al parto, en el cuidado del embarazo, el posparto, etc. Las matronas somos especialistas y estamos formadas en la fisiología del parto, somos expertas en preservarlo y en identificar cuándo el proceso se desvía de la fisiología y debemos intervenir. Según la OMS, para intervenir en un parto debe de haber una causa plenamente justificada. Nuestro papel tiene como objeto los cuidados a la mujer (físico y psicológico), interviniendo sólo cuando es necesario o cuando lo reclama la mujer. Los ginecólogos son médicos y su formación va encaminada a la patología. Son los responsables de los embarazos y partos de riesgo”, afirma la autora, que ve limitada en ocasiones las funciones de su profesión.
En este sentido, lamenta que muchas mujeres no tengan contacto con ninguna matrona durante su embarazo que, aun siendo normal, es llevado por médicos tanto de familia como ginecólogos. “Debemos estar presentes en los hospitales, en las consultas de primaria, en las plantas de obstetricia y de alto riesgo. Pero en muchos de esos lugares no estamos, porque nuestro trabajo lo están realizando enfermeras sin especialidad o bien son los médicos de primaria o los ginecólogos los que realizan las visitas de control en el embarazo y llevan el parto de bajo riesgo”.
Partos más humanizados
Pero va más allá. “Las mujeres también necesitan a la matrona en sus casas, en su ambiente. Es allí donde surgen las dudas sobre la crianza, la maternidad… Y es ese vacío el que están llenando las ‘doulas’ (personas que brindan apoyo emocional a las mujeres durante el embarazo, el parto y el posparto). Pero cada vez somos más las matronas que estamos volviendo a la esencia de nuestra profesión, acompañando a las mujeres desde que les viene su primera regla hasta la búsqueda del embarazo, la dulce espera, maternidad, crianza, sexualidad, menopausia y acudiendo al lugar donde se nos necesita. Las acompañamos en el plano afectivo y emocional pero aportando el plus del plano profesional sanitario“.
Las matronas en España son enfermeras Obstétrico-ginecológicas. Tras cursar la carrera de Enfermería deben pasar el duro examen de Enfermería Interna Residente (EIR). Una vez aprobado, realizan dos años de formación en paritorios, centros de salud, neonatos, etc.
Episotomías, cesáreas, inducciones al parto… El informe ‘La atención al parto en España’ mantiene que es muy difícil salir ilesa del hospital tras dar a luz en nuestro país. “La gran tecnificación y los avances médicos han ayudado en muchos aspectos sanitarios, aportando evidentes mejoras en la morbi-mortalidad de la población, pero hemos caído en el error de medicalizar un proceso que de por sí es fisiológico y no patológico. Por supuesto, hablo de los partos que no presentan complicaciones”.
En este sentido, “una mujer sana con un bebé sano sólo tendría que ver al ginecólogo para hacerse las ecografías y cuando el embarazo tiene algún factor de riesgo. La mayoría de estudios concluye que bajaría el número de cesáreas, episotomías, intervenciones en el parto, inducciones, etc., si los partos de bajo riesgo -la inmensa mayoría- fueran atendidos por matronas”, afirma.
Y recuerda a las mujeres que son ellas las que “nos tienen que reclamar más, dándonos a conocer y exigiendo tener una matrona a su lado“.