Siempre se ha hablado de la edad de la mujer a la hora del éxito o fracaso de la fecundación in vitro y de cómo su biología afecta a estos procesos. Su edad es un factor determinante a la hora de que una pareja se decida por una concepción natural o asistida. Un último estudio va un poco más allá y señala la edad del hombre como uno de los factores que también influye en el resultado cuando una pareja se somete a uno de estos tratamientos. La investigación, presentada en la 33.ª Reunión Anual de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología (ESHRE) en Ginebra, ha evaluado 19.000 tratamientos, elaborados en más de 7.000 parejas, y que demuestra un descenso en el éxito de estas técnicas relacionado directamente con la edad del hombre, si este es mayor. Una idea que contradice la creencia popular de que los hombres pueden ser padres cuando quieran y que se mantiene en el tiempo con ejemplos como el de Charles Chaplin o, más cercanos, como el del padre de Julio Iglesias, Julio Iglesias Puga, que fue padre más allá de los noventa.
Según los expertos, la mujer mayor para concebir es aquella que decide ser madre con más de 35 años, haciendo que sus probabilidades de tener un embarazo natural disminuyan. Y más adelante, entre los 45 y los 55 años, su propio cuerpo responde con una escasez de óvulos o la llegada inminente de la menopausia, haciendo casi inviable que esta pueda concebir. Los hombres, por el contrario, no cuentan con este tipo de predictores para saber cuándo su fertilidad disminuye. Pero lo hace.
El estudio analizó 19.000 tratamientos elaborados en 7.753 parejas entre los años 2000 y 2014. Los casos se dividieron en cuatro supuestos: mujeres menores de 30 años, entre 30 y 35 años; entre 35 y 40 y mayores de 40 años. Los hombres fueron divididos en los mismos grupos por edades, a los que se le sumó un grupo más, aquellos que tenían 42 años o más.
Esta es la primera investigación en calcular la incidencia acumulada de niños vivos, dividida por estratos de edad tanto en hombres como mujeres, “permitiendo analizar ambas edades de forma simultánea”. “Nuestro estudio ha encontrado que la edad del hombre es un factor independiente en la incidencia acumulada de los nacidos vivos tras un tratamiento de fecundación in vitro”, asegura en el texto la investigadora, la doctora Laura Dodge del Centro Médico Beth Israel Deaconess y la Escuela Médica de Harvard.
Los resultados mostraron de forma contundente que los nacidos vivos tras estos tratamientos (medidos en aquellas parejas que se sometieron a más de seis ciclos) disminuían considerablemente entre las mujeres que tenían entre 40 y 42 años. En este grupo, la edad del hombre no afectó. Un resultado que coincide con el Primer Registro Nacional de la Sociedad Española de Fertilidad, que explica que “más allá de los 41-42 años, con óvulos de la propia mujer, la FIV solo alcanza un 20% de éxito por ciclo iniciado”.
Por el contrario, en los demás grupos de edad, la incidencia acumulada de niños nacidos vivos, “sí se vio significativamente afectada por la edad del hombre, viendo que esta disminuye a la vez que el varón era más mayor y la mujer más joven”, subrayan en el texto.
“Por ejemplo, en aquellas parejas donde las mujeres eran menores de 30 años y el hombre tenía entre 40 y 42 años la probabilidad de éxito fue de un 46%, mientras que aquellos que tenían entre 30 y 35 años, la posibilidad de tener un bebé sano aumentaba hasta el 73 %”, añaden. “Generalmente”, prosigue Dodge, “no se ve ningún cambio cuando la pareja tiene la misma edad o el hombre es más joven. En cambio, cuando la mujer tiene entre 35 y 40 años se benefician más de estos tratamientos si el hombre tiene menos de 30 -aumenta la probabilidad de éxito hasta el 70%-”.
“En los embarazos naturales, cuanto más mayor es el hombre menos probabilidades de quedarse embarazada tiene la pareja, aumentando el tiempo de embarazo y los riesgos asociados, como el aborto, entre otros”, explica la doctora. Los principales riesgos de los embarazos tardíos son la diabetes gestacional, la preeclampsia, el bajo peso del feto, la prematuridad y las cromosomopatías (alteraciones de los cromosomas, que pueden causar defectos congénitos). Tampoco hay que desdeñar la posibilidad de tener embarazos múltiples, que se ha multiplicado por las técnicas de reproducción asistida.
“Aunque los motivos de por qué afecta la edad del hombre no están claros, parece que están relacionados con parámetros del semen, como que el ADN esté dañado o que existan alteraciones del mismo que puedan afectar a la fecundación, implantación y desarrollo del embrión”, argumentan. “Aún así, la edad de la mujer es la que tiene una mayor repercusión en el éxito de la fecundación asistida ¿Puede la edad del hombre ayudar a reducir este efecto?”, se pregunta Dodge. “Es difícil sacar una conclusión clara sin saber cuáles son los mecanismos implicados. Las recomendaciones dirigidas a los varones focalizan la atención en la calidad del semen, pero no son concluyentes”, termina la experta.
En España, los usuarios frecuentes de la FIV tienen entre 35 y 39 años, y el 68% de las técnicas con donación de óvulos se han hecho en pacientes mayores de 40 años. Muchos expertos estudian en la actualidad cómo conseguir que mujeres de 45 años tengan hijos de sus propios genes, gracias a técnicas como la de los tres padres. El hombre es una parte fundamental de este proceso.