En los últimos años, y con cierta frecuencia, aparecen en los medios de comunicación noticias sobre la presencia de contaminantes en la leche materna. Estas informaciones crean alarma y confusión entre los profesionales de salud y los padres. En algunos casos, el resultado es el abandono de la lactancia materna.
La leche materna es la opción más saludable: sus beneficios superan cualquier riesgo para la salud, incluso los riesgos asociados a los contaminantes químicos. La leche materna es un marcador biológico muy útil de la contaminación ambiental: muchos compuestos químicos liposolubles alcanzan concentraciones fácilmente medibles en la leche materna (y además su obtención no es dolorosa, como lo sería un análisis de sangre). Pero lo cierto es que la contaminación química alcanza todos los ecosistemas del planeta, y que dar biberón no exime de tales riesgos.
En este documento, el Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría, aclara la información relativa a la presencia de contaminantes químicos en la leche materna. Destaca
la importancia de que los gobiernos elaboren medidas para reducir la contaminación química de los alimentos y el medio ambiente, y prevenir así los efectos negativos para la salud infantil, derivados de la exposición a los tóxicos a través de la placenta y la leche materna. También se citan varios estudios que han demostrado que la lactancia materna tiene un impacto positivo sobre el desarrollo de los niños, en comparación con aquellos que son alimentados artificialmente: la leche materna contiene factores de protección que contrarrestan los efectos relacionados con la exposición a contaminantes ambientales.
Atendiendo a todas las evidencias, podemos concluir que no amamantar a causa de la existencia de contaminantes ambientales puede entrañar riesgos innecesarios para la salud del bebé. El impacto que pueden tener los contaminantes del ambiente se da en mayor medida durante la gestación, y no durante la lactancia. Y en cualquier caso, el amamantamiento contrarresta los riesgos asociados a los contaminantes ambientales, incluso aquellos que pudieran producirse durante el periodo gestacional.