Parece bastante claro que cuando nace un bebé, todo el mundo se vuelca para ir a verlo, conocerlo, mimarlo, protegerlo, quererlo, decir lo bonito y lo listo que es…en fin, toda la “tribu” celebra el nacimiento de una nueva vida. Esto pasa en casi todas las culturas y es algo muy lógico desde el punto de vista de la antropología: la llegada de un nuevo bebé supone la garantía de la perpetuidad de nuestra estirpe. Y, desde luego, también supone la garantía de que pervivamos como especie.
Pero siempre sucede que la mami se queda un poquito en segundo planto en todas esas visitas, alabanzas, cuidados…y lo cierto es que no debería ser así puesto que la madre acaba de vivir una de las experiencias más agotadoras a nivel físico de su vida y, sobre todo, una experiencia reveladora en cuanto a la psique humana.
La oxitocina, esa hormona llamada por los científicos como la hormona del amor, esa que, entre otras muchísimas funciones, permite que las mujeres tengan contracciones para poder parir, es la responsable de la máxima felicidad después de haber conocido a su bebé. Se sabe que los mayores niveles de oxitocina que experimenta un ser humano a lo largo de su vida es, justamente, cuando la mujer acaba de dar a luz y, se sabe también que estos niveles son los que capacitan el cuidado de la madre hacia el bebé. Lo que Nils Bergman ha denominado como la “hormona de la ferocidad” y que es tan evidente en otras especies mamíferos como puede ser una leona. Todo el mundo puede imaginar qué hará una leona si alguien se acerca a sus cachorros recién paridos, ¿verdad?
El caso es que el marasmo hormonal que vive la mujer durante la etapa posterior al parto es tremenda y los cuidados hacia ella deberían ser siempre extensos, no dejarla nunca sola, acompañarla en su maternidad, abrazarla si tiene ganas de llorar, escucharla…todo esto, que en teoría dura la famosa cuarentena, se llama puerperio. Y lo cierto es que muchos autores defienden que este dura hasta los dos años, especialmente si la madre sigue lactando al niño o niña.
¿Qué debemos hacer ante una madre en pleno puerperio?
Lo primero, estar pendiente de ella, preguntarle qué necesita. Generalmente no necesitan que te hagas cargo del bebé (recuerda, la hormona de la ferocidad), lo más probable es que necesiten que te hagas cargo de temas relacionados con la logística familiar. O quizás que te lleves a sus otros hijos, si los tiene, un rato al parque.
Buenas ideas son ir a su casa y darle un masaje en los pies, o quizás en la espalda, hacerle la manicura o la pedicura, ofrecerte a ir a la compra, tomar un café con ella y escucharla…en fin, hacerle ver que ella también importa muchísimo en esa diada, tanto como que es el 50% de la misma.
Cuando una mujer está en puerperio siente las cosas con una sensibilidad especial, por ello es importante no dejarse llevar porque creamos que tenemos razón y ser cariñosos y suaves con ella. Es una etapa y pasará pero las hormonas hacen que esté mucho más sensible a todo.
Y, por último, deciros a quienes vais a ser mamis, que es una etapa maravillosa, llena de muchas dudas, sí, pero también llena de muchas sensaciones nuevas que te llenarán cada día de amor pleno, el amor más desinteresado que jamás vas a sentir nunca.
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Qué lindo e interesante arrículo. Me identifica plenamente. Lo compartiré… Muchas gracias