La mayoría de las mujeres que son madres, especialmente si lo fueron hace años, recordarán que durante la etapa de su gestación el obstetra les prohibió tomar alcohol, fumar, medicamentos sin previa consulta ¡y jamón! En un país como España, dónde el jamón ibérico es casi una religión, además de ser uno de los grandes manjares de nuestra gastronomía, esa prohibición se hacía durilla. La explicación que se daba era la temida toxoplasmosis.
Sin embargo y para sorpresa de muchas, en los últimos años el Centro Tecnológico Andaluz del Sector Cárnico ha realizado estudios que demuestran que este parásito se extingue por el proceso de curación al que se somete esta carne, la cantidad de sal utilizada y también por las características de la grasa del jamón ibérico.
Este organismo y la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) han elaborado un protocolo unificado sobre la toxoplasmosis para evitar las informaciones contradictorias que se dan a la futura mamá en la actualidad y de cuyas conclusiones se desprende que sí, que las embarazadas pueden tomar jamón.
¿A que son buenísimas noticias?