¿Qué cosas hubieras querido saber antes de ser madre y que nadie te contó?

Muchas mujeres reconocen que la maternidad que soñaron y la que luego fue, no se parecen demasiado. Y es que la publicidad y el marketing siempre edulcoran la vida precisamente para que podamos verla con otros ojos. La maternidad es un proceso vital como pocos hay en esta vida. Nada cambia la vida de un ser humano más que el hecho de tener hijos. Es un proceso para siempre lleno de luces y de sombras y que, finalmente, llena de tal manera que la mayoría, de hecho, repite. Así que algo tendrá el agua cuando la bendicen…dice el refrán.

Hoy te vamos a contar algunas luces y algunas sombras de la maternidad.

Las sombras.

-Nada es más vulnerable que la maternidad. Cualquier cosa que puedas hacer por evitar el daño a tus hijos, lo harás. Nada te podrá hacer más daño y te hará más vulnerable que el hecho de que alguien amenace su felicidad. Es un arma de doble filo pero es así. Las madres, mamíferas, defendemos hasta con nuestra propia vida si hace falta, a nuestros hijos. Y en esa fuerza reside también nuestra debilidad. Se hacen muchas cosas que si no fueras madre, jamás hubieras aceptado.

-Tener hijos es una hipoteca emocional para toda la vida. Doris Lessing, premio nobel de literatura dijo una vez que: cuando eres madre el corazón deja de latir en el mismo sitio para siempre. Y así es. El miedo a que pueda pasarles algo te acompañará siempre. Incluso cuando tengan 45 años y sean padres de los suyos propios. No caduca ese sentimiento.

-Desde el momento que sabes que estás embarazada ya no puedes disponer de tus decisiones de manera unilateral. En el embarazo te cuidas, no comes ni bebes cosas perjudiciales. Dejas de ser tú para ser dos. Esto dura luego bastante. Al menos hasta que tus hijos se independizan. Y aún así, cuando ya son mayores, una sigue pensando en ellos. Es lo que muchos han llamado “la dulce atadura” En realidad es una gran responsabilidad.

Las luces.

-Conoces un amor nuevo. Totalmente desinteresado y que sabes que jamás desaparecerá. Te inundas de hormonas de oxitocina y no te puedes creer que se pueda querer tanto. De hecho cuando te quedas embarazada del segundo tienes serias dudas de si vas a poder querer tanto a un segundo hijo. Duda que se te resuelve en cuanto lo ves. Es un amor sin límites.

-Te haces más empática. Tener hijos supone comprender maneras de ser que antes podían no gustarte. Supone saber escuchar y entender otros puntos de vista. Las madres somos unas grandes gestoras de recursos humanos puesto que tenemos una parte muy activa en el crecimiento a nivel personal de nuestros hijos.

-Sacas una fuerza que no sabías que tenías. Por los hijos se hace prácticamente de todo. Saberte responsable de sus vidas hace que saques fuerzas de donde no las hay. Nada te impulsa más a seguir adelante que lograr su estabilidad.

Así que…ya lo sabes.

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