¡Qué importante es estar informada antes de ponerse de parto!

La diferencia entre estar o no informada es abismal. Tanto que a veces, como en la caso que narramos a continuación, puede significar tener o no tener una cesárea innecesaria. Traemos el relato de otra mami  y su pareja que pasaron por nuestro centro. ¡Enhorabuena a las tres!

 

Hola

Somos Cristina y Fanny y queremos compartir con vosotros nuestra experiencia en el parto de nuestra querida hija Vera.

 

Si tuviésemos que definir nuestra experiencia en pocas palabras, tendríamos que incluir: maravilla, empoderamiento, conocimiento, conexión. Nuestro parto fue nuestro gracias a Cristina de Más Natural y su intensa forma de inspirarnos.

 

Cuando Cristina se quedó embarazada, enseguida se nos planteó que tendríamos un parto por cesárea, ya que hacía unos 4 años la habían operado de un mioma bastante grande en el útero. Aunque en la operación no se perforó la cavidad interior, éramos carne de cesárea si nadie lo remediaba. Pero conocimos a Cristina en el curso de Más Natural, que nos reafirmó (entre otras muchas cosas) en la posibilidad de poder tener un parto natural, por lo que hablamos, insistimos con nuestro obstetra, (el doctor Cruz en la clínica Nuevo Belén) que nos mandó varias pruebas para asegurarse que el útero aguantaría un parto y finalmente nos apoyó en la decisión de intentar el parto natural. La confianza en nuestro médico y su disposición a escucharnos fue clave. En el transcurso del embarazo con el doctor nos sentimos cuidadas y libres de expresarle en cada momento nuestras preocupaciones, dudas y preferencias. Con el doctor Cruz, el parto respetado empieza por el respeto y el cariño en la relación médico-paciente.

Así las cosas, nosotras íbamos llegando cada vez con más información provista por Cristina y contrastada después, meditábamos, nos informábamos y nos fiábamos de la maravilla que nos estaba ocurriendo, y de Vera porque sabíamos que tendría mucho que decir en todo el proceso.

Lo que tantas veces nos decía Cristina: Yo me abro, yo permito, yo confío… empezaba a ser muy cierto, no sólo el parto sino desde ya, en la vida misma. Muchas veces nos decíamos: “¿Qué es lo que decía Cristina en este caso?” Se puede decir que la tuvimos muy presente todo el tiempo.

 

Preguntamos en el hospital, en atención al paciente si podían darnos un protocolo de parto y nos dijeron que no tenían ninguno. Rápidamente pensamos en lo que nos dijo Cristina: si no hay protocolo es porque tienen el estándar. La persona que nos atendió debió de ver nuestro cruce de miradas porque enseguida añadió: El hospital Nuevo Belén defiende el parto respetado. Nosotras le contestamos: ¿El plan de parto a quién se lo entregamos, al doctor o a vosotros? Y nos dijeron que directamente al doctor y que llevásemos una copia para las matronas, ya que ellas son las que estarían todo el tiempo con nosotras. Nos habían visto el plumero.

Al doctor le llegamos con el plan de parto y se puso un poco en guardia. Nos explicó que él creía en el parto respetado y nos planteó su protocolo (luego sí había uno). Nos pareció correcto y nos quedamos más tranquilas.

 

La madrugada del domingo 18 de enero de 2015 (semana 41 +1), a las 2:00 de la madrugada, Cristina rompió aguas. La doctora Estrada, del equipo del doctor Cruz, nos había puesto ese mismo domingo como fecha de ingreso. El doctor estaba en Argentina de vacaciones y volvía el mismo domingo por la noche. Nosotras queríamos esperarle pero la doctora no lo veía claro. Al final le dijimos que qué más le daba esperar un día más. La cuestión no era tanto esperar al doctor sino tratar de evitar una inducción. Dar tiempo a Vera y a Cristina para poder ponerse de parto solas. La doctora, pasada la semana 41 nos quería decir como que ya era peligroso por el posible envejecimiento de la placenta. Le dijimos que los monitores daban todo el rato bienestar fetal, que no había razón alguna para sospechar de nuestra placenta. Nos tuvimos que pelear con ella bastante pero con la convicción de que la naturaleza sabe más y que si todo está bien y en salud no hay necesidad de intervenir, insistimos, insistimos, insistimos. Nuestro parto es nuestro.

Cuando finalmente dijo que le echaría un vistazo al cuello del útero de Cris nosotras dijimos: No queremos que se nos practique en este momento la maniobra de Hamilton. Si las miradas helasen…

Nos puso fecha de ingreso el martes (que era el día de la fecha probable de parto según nuestro doctor) . El domingo de madrugada rompimos aguas sin contracciones.

 

El líquido era de una tonalidad rosada. Cris se echó un rato más en la cama, luego se duchó y nos preparamos para ir al hospital Nuevo Belén. A las 04:15 am entrábamos en urgencias, donde la monitorizaron. Todo iba bien. Nuestro obstetra estaba de vacaciones y la médico de guardia, la doctora Estrada, viendo el historial de Cristina ya estaba planteándose (otra vez) realizar una cesárea en caso de complicación. Le hizo un tacto a Cris y le practicó la maniobra de Hamilton sin avisarle lo cual nos molestó bastante. Pero no protestamos porque sabíamos que en caso de rotura de aguas y sin señales de parto, debe acelerarse el proceso para evitar complicaciones.

 

Nos subieron a la habitación, donde seguían monitorizando al bebé y a Cris. La matrona nos explicó el plan a seguir y le preguntó a Cris si quería un enema. Le dejó claro que si lo quería se lo ponían y que si no quería… pues no. Cris dijo que sí. También le dijo que podía pedir la epidural cuando ella quisiera, que no había límite alguno, que lo que ella decidiera. El equipo de matronas fue impecable, tanto en el trato profesional como personal.

 

A las 7:00, le pusieron oxitocina. Desde la subida a la habitación hasta esa hora, Cris había empezado a tener contracciones. Pero la orden de la doctora Estrada era clara. A día de hoy seguimos pensando que Cris se habría puesto de parto sola pero también comprendemos que lo que menos interesaba era la demora. Ya nunca lo sabremos.

 

Con la oxitocina, lógicamente, enseguida comenzaron las contracciones, muy irregulares en intensidad pero muy frecuentes. Pedimos la epidural a las 8:00. El anestesista fue muy certero, muy bueno, poniendo la cantidad precisa para que en todo momento Cris sintiera las piernas pero no tuviera dolor. La perfección hecha anestesista. A partir de las 8:30, la dilatación fue muy rápida e indolora, por lo que aprovechamos para dormir todo lo posible. A las 16:00 ya había dilatado por completo. A las 17:00 llegó nuestro obstetra de sus vacaciones en Argentina (pasaba por el hospital a “echar un ojo” antes de incorporarse  al trabajo al día siguiente). Fue una alegría y una “casualidad”. Para nosotras era clara la mano de la Providencia. Él se haría cargo de nuestro parto.

 

Nos bajaron al paritorio. Al sentir las piernas, los pujos fueron muy rápidos y eficaces, pero tuvieron que hacer una episiotomía de urgencia, ya que la pequeña tenía el cordón corto y al cesar el pujo volvía hacia dentro y había tragado líquido con meconio. (Desde la maniobra que nos practicaron al ingreso habíamos manchado de verde de poco en poco).

A las 17:30 de ese mismo domingo 18 de enero teníamos a nuestra hija en brazos. Durante el parto, entre un pujo y otro, el médico tuvo que coser una vena varicosa que se había roto y por la que Cris sangró bastante. Esta complicación de no haber estado nuestro doctor habría significado la cesárea que la doctora perseguía, así que nos refuerza en lo providencial de la vuelta de nuestro médico en el que confiábamos. Tras sacar a la niña, se centró en el alumbramiento placentario, en limpiar bien la zona y en coser con maestría la episiotomía. Hizo un trabajo muy profesional,  tanto él como el resto de personal que estuvieron asistiendo el parto, permaneciendo tranquilos, trasmitiendo mucha confianza e incluso humor y preocupándose en todo momento por las madres y por la niña. Estamos muy agradecidas por el trato y profesionalidad recibidos.

 

La niña nació sana (¡3,480kg!). Al tragar bastante líquido le tuvieron que aspirar mucho. El test de Apgar dio 8/9.

 

La parte más difícil viene después (no por la niña, que es una bendición):

  • La pequeña se agarró al pecho rápida y correctamente, pero es justo avisar que aunque las condiciones sean las mejores, comenzar la lactancia es doloroso y cansado. NO hay que desesperar y sí insistir, pero nadie te cuenta que doler, duele, hasta que el pezón coge su forma, el bebé aprende a cogerlo bien, y se hace el callito… pues eso. Eso sí, una vez afianzada, la lactancia es un lujo.
  • Es importantísimo guardar reposo y cuidar los puntos de la episiotomía, es lo más molesto de todo. A nosotras nos hicieron desplazarnos al registro a las dos (cosas de la discriminación, papeleo extra), y esto desembocó en la infección de los puntos de Cris y la consiguiente complicación al abrirse. Reposo es reposo. En la medida de lo posible,pero hay que cuidarse mucho, mucho. La madre debe estar bien para que el bebé esté también bien.

 

A la semana de nacer Vera comenzaron los famosos cólicos, así que volvimos a ponernos en contacto con Más Natural y conseguimos el remedio homeopático para calmarlos. En el caso de Vera ha resultado totalmente efectivo. No podemos estar más contentas y agradecidas a Cristina y a Más Natural por todo.

 

Estamos muy agradecidas a Más Natural, especialmente a Cristina, por la información y trato recibidos y por la fuerza, la confianza y la conciencia que nos ha transmitido. En todo momento nos acordamos de diferentes detalles del curso, ayudándonos a estar tranquilas, seguras y disfrutando mucho con el nacimiento de Vera. Ha sido una experiencia maravillosa para las tres.

 

¡¡¡Mil veces gracias!!!

Un abrazo!

Cristina, Fanny y Vera