Si usted va caminando por un bosque y de repente ve un bebé en el suelo, tirado y abandonado llorando. ¿Qué cree que haría?
A) Cogerlo en brazos y, sin soltar a ese bebé, llamar a la policía para avisar de lo que ha pasado
B) Arrodillarse ante él sin tocarlo y explicarle su situación, pidiéndole que deje de llorar que sus padres y/o la policía llegarán enseguida
C) Pasar de largo y dejarlo llorar mientras usted se tumba a leer un libro a unos metros (porque ése era el plan inicial cuando llegó al bosque)
Me juego el cuello a que el 100% de las personas (salvo psicópatas) elegirían la opción A. Las razones son obvias, podríamos explicarlas desde el sentido común, desde la biología, desde miles de puntos pero lo cierto es que cualquier ser humano normal reaccionaría cogiéndolo en brazos, arrullándolo, dándole besitos…
Entonces, ¿por qué tienen éxito las teorías que proponen dejar al bebé dormir solo y dejarlo llorar? (Estivill) Antes de que me diga usted que no es lo mismo le diré una verdad que es irrefutable desde la ciencia: puede que para usted no lo sea, pero para el bebé SÍ. Para él es lo mismo estar en un bosque tirado que estar solo en la cuna de una habitación ideal decorada por la más chic de las estilistas. Su cerebro no distingue un bosque de una casa, no sabe de metros de distancia, no entiende el lenguaje y por tanto no sabe de qué le hablan cuando le dicen: mamá está en la habitación de al lado.
Los bebés vienen diseñados para sobrevivir y su cerebro le envía la señal de llorar cuando es dejado solo. En un bosque, en una cuna dorada en el palacio de Oriente y en cualquier parte. Todos los bebés del mundo, además, funcionan así. El de la princesa Sofía de Suecia y el de la mendiga rumana que pide en la puerta del Sol. No hay ni una sola diferencia biológica de comportamiento entre ellos.
Estamos diseñados para dormir acompañados. Y la historia de la humanidad, que tiene al menos 28.000 años si contamos desde el Homo sapiens, demuestra que así lo hemos hecho siempre hasta, según diversos historiadores, la llegada de la Revolución Industrial y no de manera masiva sino poco a poco. En términos generales podríamos decir que los bebés duermen solos desde hace décadas. A los mejor cincuenta o sesenta años le parecen a usted muchos años pero eso una cifra insignificante si lo comparamos con 28 mil años. Por lo tanto lo de dormir el bebé con la madre no es de modernas (como sugieren algunos), no es algo que se ha puesto de moda. Lo que se puso de moda en su día fue enviarlos a otra habitación. Algo que, por cierto, se empezaron a permitir las familias con dinero porque contaron con espacio para ello. Recuerden que hace 60 años no se tenía “la parejita”, se tenían cinco, seis, siete, ocho hijos. Y a pesar de que las casas eran más grandes que ahora, tener más hijos hacía que se anduvieran con pocas contemplaciones a la hora de repartir el espacio. Caso de la Duquesa de Alba y similares aparte, lógicamente.
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