Hoy en nuestro blog tenemos el inmenso placer de tener el testimonio de un parto que nos envía un papá.
Muy buenas Cristina soy Lucas, un alumno que terminó hará cosa de un mes el curso de preparación al parto de Mas Natural.
Ya desde entonces siento que te debía este email, pero haber esperado al nacimiento de nuestro hijo León, creo que ha merecido la pena, así ya te escribo con toda la información de una.
Trataré de resumir para no convertir esto en un tratado de varios volúmenes. Para empezar, decirte que mi padre es ginecólogo del “lado oscuro”. Por fortuna él ha sido muy respetuoso con nuestras decisiones y no ha supuesto ningún tipo de confrontación. Cuando se quedó embarazada Amaya, no sabíamos mucho del parto respetado, Amaya había oído algo y yo lo que que ella me contaba. Como buena investigadora que es ella, fue poco a poco descubriendo y descubriéndome el inmenso mundo del parto y la ginecología en nuestro país.
Para mí lo importante era que ella estuviera a gusto con la gente y con el entorno en el que iba a parir. Y así me deje llevar poco a poco y cada vez más por la magia del parto respetado, dejando atrás algunos temores y dudas. Insisto en que todo esto podría desarrollarlo hasta el infinito, pero avanzo…Desde el principio el curso de Más Natural me enganchó, estuve en todas las charlas y de hecho solía llegar antes que Amaya ya que ella estaba trabajando con un horario muy madrugador.
Trabajo enseñando a la gente y doy clases todos los días de la semana. Cuando me encuentro en la otra posición y alguien me enseña a mí, lo disfruto cual niño pequeño con zapatitos nuevos. Y más si el tema es tan emocionante y el ponente tan entregado. Creo que todo el mundo debería pasar por Más Natural, y que el embarazo y el nacimiento de un bebé, es un tema esencial para entender muchas cosas como ser humano. Que cada uno escoja su modo de parir, pero que no se cierre la puerta a un conocimiento obligado.
Gracias al curso he vivido el parto muy tranquilo, confiando en lo que me habéis contado y ayudando a Amaya en todo momento. En alguna ocasión imaginaba mi futuro próximo con situaciones que explicabais y me emocionaba.
La pasión, entrega y fe en lo que haces (hacéis) me convenció al instante. Gracias a esta preparación y esta manera de entender el parto he visto a Amaya en plena conexión con la naturaleza, y en el momento de dar a luz, sin menospreciar el nacer de mi hijo, era por ella por quien mas emocionado me sentía al verla convertirse en Super Amaya.
El parto.
Empiezan las contracciones a las 3:20 de la madrugada. Rápidamente nos ponemos en 5 minutos entre una y otra. Al principio con cierto toque de humor. Aumentaba la excitación porque esto llegaba. Durante la contracción Amaya se destruía, con la pausa, estaba como nueva, hablando con total normalidad, como si nada hubiera pasado. Ahí empecé a entender que toda la magia inexplicable comenzaba. Tras un rato dormí un par de horas para descansar sabiendo que más adelante ella necesitaría mi ayuda estando yo al 100%. Cuando desperté, a las 7 más o menos, ella seguía con sus contracciones casi plenamente regulares. Decidimos que tocaba llamar a Gaia.
A las 9 nos encontramos en el hospital con el equipo y la dilatación es de un solo centímetro. “Si vamos a centímetro cada 6 horas de contracciones estamos listos”, pensamos nosotros. Nos mandan a casa como es habitual en estos casos. Amaya con contracciones por la calle y en una cafetería, un poco de película pero con cierto encanto.
En casa preparamos la bañera y las contracciones se regularizan cada 7 minutos. A las 14,00h empieza a variar el intervalo de manera irrgular y a las 16,00h llamamos al equipo para decir que la cosa empezaba a ponerse intensa. Pero todavía decidimos ajustar un poco mas la marcha al hospital pues los indicios no son del todo determinantes.
Pocos minutos después Amaya rompe aguas en el salón de casa tras tres contracciones muy seguidas. El agua estaba un poquitín tintada de verde. Este fue el momento en el que yo peor lo pasé, pues sentía que desde entonces ya no podía ayudar mas allá. Había estado (excepto esas dos horas de sueño de madrugada) en cada contracción con Amaya, respirando, apoyando, acompañando. Hablo con Gaia y me transmite tranquilidad, es ella la persona en quien confiar ahora a así lo hago.
Taxi al hospital, contracciones en el taxi claro, contracciones por los pasillos del hospital y por fin llegamos a la habitación de parto natural de la Milagrosa. El matrón nos dice que la dilatación es de 4cm pero que la cosa ya va lanzada. La monitorización indica que el niño está bien. Amaya empieza a tener contracciones muy fuertes y seguidas, o mejor dicho, sin pausa entre una y otra
Amaya sube a la camilla descontrolada con la concentración, los gritos y la respiración. Aunque sabe que ya es un absurdo poner la epidural con 8 cm de dilatación, decide preguntar por ella como para cumplir con un guion no escrito y entonces se produce uno de los momentos mas bellos. Gaia con gran profesionalidad se dirige a Amaya para encauzar su concentración por el buen camino, ella lo interpreta a la perfección y se transforma instantáneamente para encarar el parto, para vivirlo y para disfrutarlo de manera consciente. Ya es Súper Amaya.
Desde que llegamos al hospital hasta que sale el niño solo pasa hora y media.En este tiempo pude verla increíblemente fuerte, conectada con la Naturaleza, viva, consciente, emocionada, feliz, humana.. el mejor regalo para mi sensibilidad.
León nació el día 6 de marzo, pero tienen que pasar unas horas para empezar a entender que soy padre y que él es mi hijo.
Ahora ya estamos luchando con la lactancia, ese es otro cantar…
Ya está, solo te cuento el parto que si no, no termino…
Con mi hijo ya estoy volando…
Gracias y gracias.
Lucas